En la Navidad, los ángeles cantan la paz a los hombres amados por Dios. Dios se vuelve solidario con el hombre, y nos muestra un camino para llenar de sentido nuestra vida, en la pobreza, en el silencio, en las orillas de la sociedad pueden acontecer cosas muy grandes, este es el misterio de la Navidad. Por eso el regalo principal que tenemos que intercambiar en esta Navidad, es Jesús mismo, que se hace pequeño, que cabe en nuestros brazos para que lo llevemos a todos. Lo que llevamos es un sentido de fraternidad, bondad, deseos de un mundo renovado por el amor y la misericordia.
Todos nosotros anhelamos paz, relaciones más fluidas, más cordiales en el seno de la familia y también en la sociedad. El secreto de todo eso, lo trae Jesús, porque quien vive en la fe, se ve impulsado, como obligado a cambiar la visión sobre el mundo y de los demás. Si aprendemos a ver en los demás un hermano, con sus límites, con sus problemas y sus dificultades; estamos introduciendo en el tejido social un cambio muy importante, empezando por nuestra familia que después se proyecta en la sociedad.
A todos les deseo una muy feliz Navidad, y les doy mi bendición", expresó monseñor Marino.
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