Creo que aún no comenzamos a tomar conciencia del cambio significativo de paradigma que se ha dado en en cuestiones relacionadas con la inversión en infraestructura. En el mes de abril cuando María Eugenia Vidal anunció la continuidad y comienzo del proceso de ejecución de 552 obras, 271 de ellas que se encontraban licitadas o en estudio y 281 que se encontraban en ejecución marca un hito que podríamos definir como el antes y el después.
Centralmente obras que tienen que ver con la disminución del riesgo hídrico en la Región Capital, en las Cuencas del Río Quinto, Río Salado, Matanza – Riachuelo, Reconquista, Areco y del Río Lujan, con un impacto a su finalización de mejora en la calidad de vida de ocho millones de personas.
Las inversiones estructurales en autopistas y rutas a realizarse sobre la RN 3, la RN 5, la RN 7, la RN 8, la 33, la 205, la autopista Bs. As. – La Plata, la autopista Peron. A las que debemos adicionar 1200 kms. de rutas provinciales que se repararán y recuperarán para mejorar su condición de transitabilidad y seguridad.
Las obras de Metrobus, que están en proceso de ejecución en el gran Buenos Aires que beneficiarán a 810.000 pasajeros diarios de los distritos de La Matanza, Lanús, Morón, Tres de Febrero y San Isidro, que ahorrarán un porcentaje significativo de su tiempo de viaje.
Las obras ferroviarias que tienen que ver con el soterramiento, la realización de pasos a bajo nivel, mejoramiento y renovación de vías y estaciones.
Las inversiones en infraestructura escolar en cada uno de los distritos que incluyen la realización de reparaciones integrales y la creación de nuevos establecimientos.
Pero tal vez lo más significativo, es la implementación de una política trascendente que hace a la democratización en la priorización y ejecución de obras e inversiones en todo el territorio provincial.
Son 10.000 millones de pesos, 70 % destinados a obras de infraestructura que financia la Provincia de Buenos Aires pero que decide cada municipio y 30 % de ese monto destinado a financiar cuestiones relacionadas con la seguridad. No se si es la primera vez, pero me parece que habría que retroceder muchos años para encontrar un momento en donde la provincia esté financiando obras en los 135 distritos que la componen a la vez, compartiendo la decisión con las autoridades locales y la responsabilidad en llevar adelante un profundo proceso de cambio en todo el territorio.
Creo que todos rápidamente advertimos los beneficios que tendremos al pasar de una provincia que no alcanzaba a cubrir con la inversión que realizaba en forma anual el crecimiento imprescindible, ni siquiera el deterioro de la infraestructura que se producía en ese período, a otra que ha quintuplicado entre las obras propias y las ejecutadas conjuntamente con los municipios el monto que destina para ese concepto.
También existe un efecto dinamizador de la economía regional que no podemos obviar, estas inversiones tienen un efecto positivo en la generación de puestos de trabajo, el primer impacto que genera es la contención de los sectores más desfavorecidos y vulnerables, que por otra parte son prioritariamente los destinatarios de la mayor parte de las obras decididas.
Es el cambio de paradigma, el estado invierte desde todos sus niveles, recupera el nivel de calidad de su infraestructura y esto tiene un efecto dinamizador de la economía, pero se realiza en un marco democratizador en cuanto a la decisión y responsabilidad. Con transparencia en la adjudicación y eficiencia en la gestión.
Celebremos el cambio.
La foto ilustrativa es gentileza de Patricia Montenegro: una vecina toca el asfalto de acceso a la localidad.
El autor de la nota es Vicepresidente Primero de la Cámara de Senadores de la Provincia de Buenos Aires
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