Volver a abrirlo será nuestra tarea más inmediata y así, poder recuperar lo perdido que la cerrazón nos provocó y ágil a tales motivaciones, internet, a través del ciberespacio represente la mayor herramienta al servicio de tal prerrogativa mundana, que el mundo sea nuevamente "apertura", así, nuevos horizontes, momentos, personas, posibilidades que implica ese ciberespacio y su "nube", enreden esa dorada oportunidad al alcance del nuestras PC o teléfonos celulares.
Por el cual la otrora llamada realidad virtual nos recupere la apertura del mundo, troque en una realidad igual a lo real, signifique e interese de la misma forma que lo real concreto de nuestro mundo físico, sin embargo, lo "virtual" habrá de invadir los límites de lo real desde su intangible e inmaterial condición e imponerse a lo real tangible, por el cual en los hogares, las reuniones, las aulas etc., esa inmaterialidad diga presente rompiendo de una vez y para siempre su inicial instancia comunicativa al quedar superada por el espacio existencial que ahora representa, por esa preeminencia comercial globalizada: la de los celulares en el escenario concreto del mundo. Estamos ante instancias totalmente distintas, se trata de algo contrario, novedoso, porque no es instancia comunicativa sino plenamente existencial, y por eso es la nueva "apertura" en el mundo a través de lo que experimentamos en el ciberespacio.
Y momento del problema que acarrea el uso del celular en lugares en lo que se les prohíbe como son los espacios áulicos por parte de los alumnos en los colegios secundarios, sin embargo, hay algo que resaltar, que el uso del celular no es un mero pasatiempo sino un vincularse con otros, un interactuar social, un útil que me conecta con lo simultaneo del ciberespacio, y por lo tanto hablamos de una conducta antes que de una práctica circunstancial, se trata de algo internalizado en la conciencia de cada joven.
Con este marco vayamos al hecho de la prohibición del uso del celular en las aulas, el argumento es que no se lo debe utilizar porque distrae al alumno y el joven, no está atento y por ello no puede aprender.
Ahora, considere usted lo siguiente, estos jóvenes (entre 16 a 17 años) vienen utilizando el celular aproximadamente hace más o menos unos cuatro años de su vida, uso al que le dispensan un gasto de energía y atención considerable ya que están pendientes todos los momentos de su vigilia, entonces, se les prohíbe y no deben usarlo en la aulas, se les prohíbe un hábito, momentos en que el joven "hace que hace caso", momentos, minutos, pero como ya se sabe, más allá de lo inútil de luchar contra un hábito porque lo fortalece, el joven estará pendiente de su celular, molesto porque no debe hacer lo que quiere hacer y en ese estado de cosas, ¿puede atender, prestar atención?.....
La cuestión que los alumnos utilizan el celular para chatear, estar pendiente de jueguitos, de las redes sociales, acciones que los rapta del aula y hace inútil la presencia del profesor e incluso de la propia clase, ¿cómo se soluciona?, la primera reacción será ¡nada de celulares! con la consabida reacción de los alumnos, una tensión se instala y el aula deja de ser lo que debe ser para transformarse en un espacio de una batalla tácita entre los dueños de la prohibición y los que mandan a acatar, a hacer caso a la autoridad (directivos) y típico del espíritu castrense y los que deben hacer caso, someterse, los alumnos.
Entonces, ¿se debe prohibir un uso o se debe pautar el uso?, y según la respuesta, las autoridades sabrán de qué se trata el uso del celular en las aulas, porque evidentemente, son ellas las que deben aprender y no los alumnos, porque "si no entiendes lo que gobiernas serás gobernado por lo que no entiendes".
Juan Oviedo
SiGesellnoticias