Ella lo vuelve a posicionar de nuevo, comandante, revolucionario, dictador, libertados, asesino y cuantas cosas más ha despertado su nombre y como un tercero apreció, enterró a todos aquellos que fueron sus contemporáneos, ya sean como amigos y como enemigos.
¡Que se puede decir de un hombre que ha insertado un nombre y que sea inequívoco alusión a su persona?, pues cuando decimos y escuchamos "Fidel", nombre que nos hubo de acompañar varias décadas es porque quien así lo posiciono ya forma parte de la historia por sus hechos, y que hubieron de provocar o por el contrario inspirar a muchísima gente alrededor del mundo, el primero es reactivo mientras que el segundo es reflexivo.
La misma Cuba a experimentado esa encrucijada respecto a Fidel, en especial, con aquellos más alejados del fenómeno de la Revolución que continua con su paradigma revolucionario pero más aggiornado a los tiempos que corren, después de la caída del Muro la isla se vio necesitada de encontrar nuevos recursos y poder a su vez, continuar soportando el bloqueo de Estados Unidos, el turismo fue la abierta posibilidad y con ello, nuevas ideas, voces, miradas, encuentros se llevaron a cabo más la imperiosa necesidad del estado cubano de deshacerse de dos millones de trabajadores, impulso el cuentapropismo y un grifo abierto a la propiedad privada como expresión de un cuño capitalista ejercido en Cuba se fue instalando.
Tal paradigma revolucionario y su aggiornar siempre se dio en relación a un apellido único al frente de la isla, los Castros, la mano que llevo a cabo el legado del máximo patriota cubano, el magnífico José Martí que puso en pluma sus ideales libertarios y revolucionarios de su amada Cuba a finales del siglo XIX y hacia ella su vida ofreció.
El ofrecer la vida por un país se lo puede hacer de dos formas, en vida o con la muerte, Martí lo hizo con la segunda, mientras que Fidel lo hizo con la primera y si hoy Cuba posee ese perfil único en Latinoamérica, el revolucionario, es porque quienes estuvieron al frente de esa Nación, fueron justamente por vía de una revolución triunfante que otorgó esperanzas, expectativas, logros concretos, ensueños y también, su mayor fracaso, exportar el modelo que en Cuba fue un éxito: la revolución en nuestra América.
Pero quizás lo más triste de todo no sea la noticia de la muerte de Fidel Castro sino el no poder decir, "ha muerto nuestro comandante".....
Juan Oviedo
SiGesellnoticias