Sin embargo, en esos ámbitos a veces se rompa el molde del profesor en los casos cuando aparece "el maestro" en el aula universitaria, momentos para que emerja la pregunta, ¿cuál es la diferencia entre profesor y maestro?, la distinción la hizo el "negro" Alanís (compañero universitario) cuando expreso, "el profesor, siempre se guarda una carta para mantener esa distancia respecto al alumno pero el maestro, no guarda nada y sólo espera que en el día de mañana su ahora alumno, lo llegue a superar".
Una distinción válida cuando ese maestro se llama Juan Carlos Márquez, maestro vigente más allá que falleciera muchos años atrás (1950-2006)
Tildar de maestro a un profesor solo es posible si media el concepto de seducción, definición no solo aplicable al mundo de la atracción de los géneros opuestos o no sino que también es trasladable al mundo del pensamiento, quizás lo señalado ya fuera consignado en alguna forma en la antigua Grecia con la relación erastés y erómenos de carácter intelectual junto a sus otros aspectos y es lo que sucede cuando alguien pasa de la categoría de profesor a la de maestro, del formal Doctor en Filosofía y Teología al directo "maestro Márquez" por un mudar hubo acontecido.
¿Qué implica tal mudar?, es cuando una empatía tiene lugar donde la palabra se vuelve personalidad y la personalidad se torna concepto, momento del elucubrar mucho más poético y por ello de alto contenido filosófico antes que mero decir conceptual, el maestro Márquez sabía que la filosofía jamás podía ser enseñada sino sólo aprendida en el ejercer in situ, lo otro, es la historia de lo que otros pensaron, más allá que se llamaran como se llamaran donde el repetir, jamás es ni será nada filosófico porque la Filosofía ¡nunca se enseña sino que se aprende!
Poeta, lírico, místico y soñador hizo de la palabra un puente para salvar las diferencias entre unos y otros, generar la pregunta en el momento justo con un interrogar que supo sepultar las certezas y posicionar la duda como fermento inicial del emerger silencioso en la elucidación presente.
Por supuestos que hubo otros que inculcaron la inquietud por Heidegger, Popper, Nietzsche, Foucault, así, Ser y Tiempo, El tercer mundo, Zaratustra, Saber y poder fueron mojones que guiaban la avidez que algunas clases despertaban, sin embargo, el maestro Márquez posiciono como nadie los dos grandes afluentes e inseparables de la cultura Occidental que son el poetizar y el filosofar.
Entonces, hoy más que nunca donde lo trascendente ha sido inferiorizado al consumo y la riqueza del símbolo junto a la palabra, degradada y cambiada por logos publicitarios y emoticones de celulares y con ámbitos académicos o espacios de poder y carrera hacia postítulos tras puntos estratégicos para los concursos pertinentes, rescatar a un humanista que solo la palabra maestro puede representar, se torne un acto obligatorio que solo el recuerdo puede posicionar.
Por ello, Salve maestro......Salve Juan Carlos Márquez. Juan Oviedo
SiGesellnoticias