La cuestión de fondo no consista en que se venda o no, ni tampoco el negocio el medio a esa renta sino de la importancia de la renta y a tal fin, los hábiles del mercado puedan crear el producto pertinente, ahora, cuando el contenido a vender pertenece a la cultura, ese producto no sea algo univoco y fundamentalmente, si o si deba ajustarse a ese público para mantenerse como algo presente en el colectivo.
El marketing cultural claro que existe pero la frase "no le des margarita a los cerdos", va más allá de todo marketing y se encuentre en consonancia con ese no obligar al esfuerzo intelectual al cual el colectivo, no está acostumbrado.
Así, una meseta se ciña al futuro del pueblo y consista en la insignificancia a la que poco a poco se va a ir instalando pero no de la cultura sino en todos los órdenes del colectivo, en especial, en los pretenciosos del decir (los políticos) del pensar (los docentes), del hacer (comerciantes) y del crear (los estetas), un juego de espejos y de reflejos se halla en toda su dimensión o significantes con sus correspondientes significados.
Por lo tanto ser hijo de tu tiempo, ser parte de tu pueblo te muestra y te señala parte de lo que eres siguiendo la máxima del venerable Parménides de ser y pensar, al que traducimos que "eres según lo que vivencias de la cultura de tu lugar".
Ahora, tal meseta traducida a lo político muestre a una sociedad conservadora, donde nada debe cambiar y todo debe continuar según lo estipulado, por ello es que en su faz política siga el mismo derrotero de los últimos 34 años, no cambio de una oportunidad para todos y germen de la desigualdad, ni mitigar la posible miseria a llegar en el invierno, no cambio al modelo económico local, seguir bajo el monopolio de las listas sabanas, del partido peronista, radical o la farsa vecinal, de concejales en sus sillones por largos años por la obediencia debida a sus jefes locales, tal es la cultura de la meseta política ejercida en el pueblo.
El poder en el pueblo ha sido tomado por profesionales, comerciantes y sus lugar tenientes de siempre, los docentes, mal se les puede señalar como sujetos que deben enseñar porque enseñar (señalar) sólo lo es desde el pensar y quienes no piensan, no pueden ser modelo al pensar, y ellos no piensan por ser seguidores de estos representantes de la meseta en el pueblo. Honestamente, ¿quién puede ser seguidor de estos ciudadanos?
Y decir algo distinto a lo convencional y conservador siempre habrá de despertar antipatías y censuras tácitas, no por lo revulsivo del decir, sino por la posible veracidad en el fondo de lo dicho.
Juan Oviedo
SiGesellnoticias