Publicitado de una manera grandilocuente en términos de destino de la República o persistir en el cambio iniciado como proceso renovador en la Nación, lo cierto es que nada de eso suceda porque nada de eso se juegue, ni nunca se jugará en ninguna votación y asistiendo a una notable exageración desproporcionada de la presente elección, la misma será el eje de la pertinente interpretación a favor según los resultados concretos de las urnas.
Unos que ganaron provincias y eso les dé el triunfo, mientras que otros ganaron en el casi 50 % del padrón que vota (Santa Fe y provincia de Buenos Aires), nos muestra el juego interpretativo acerca del hecho cuantitativo, todos ganen pero si nadie pierde, ¿a quién se le gana?
¿Es el que pierde quien debe reconocer al que gana o es el ganador a quien pierde?, cuando se dice que se busca manipular la matemática para generar un mensaje triunfalista sin decir que se ha ganado, no es la palabra exactamente el mensaje sino el acto como tal, por otro lado, considerar que las demoras de los telegramas fue un hecho planificado, la misma metodología hacía prever que un 4 a 5 por ciento de votos se deberían contar en forma especial, por lo cual ante el hecho real, vemos dos interpretaciones distintas.
Por otro lado la sospecha del fraude, ¡que si cambia la cuantificación! está siendo más que denunciada.
Periodistas, candidatos, politólogos hablando acerca de lo mismo, y si vemos en eso una polaridad ésta se pierda ante la sospecha de falsedad y sin espacio a ningún probo, pues tantos unos como otros se han mezclado y licuar la polaridad como tal, y solo reine esa condición de utilizar el mismo método de atacar, chicanear, hipostasiar, falsear, desinformar, victimizarse, denunciar etc., y que nos hace decir que toda trasparencia ya se ha perdido.
¿Cómo un pobre puede votar a un rico?, algo incomprensible, pero cuando se bucea de dónde salieron esos 34% de votos para el precandidato de la provincia de Buenos Aires, la explicación sea el de la "marca" que ha posicionado el gobierno, algo simbólico por sobre la cuestión empírica de despidos, importaciones, cierre de fábricas, inflación con paritarias por debajo de ella, crecimiento de los índices de pobreza, variables que no son simbólicas, entonces, algo no está nada claro, es como si los límites de la realidad deban ceder para mudar a otro espectro de la realidad y poder explicarla.
Y esa sea la clase media también vulnerada, aunque, con un imaginario a cuestas que no la hace quedar presa de lo empírico económico y su inquietud mayor sea no volver atrás, a lo que asocia con la corrupción, el narcotráfico, la falta de transparencias, variables a las que según esa clase no desea retornar.
Entre tanto calidoscopio una pregunta quede flotando, ¿por qué se gastó pólvora en chimango si el fraude es real?, esto pondrá en estado de alerta para la verdadera elección del próximo octubre, e inquietud por el devenir de comicios tan novelados.
Juan Oviedo
SiGesellnoticias