La grieta es instalada ante el otro como amenaza.
Más allá de las formas que pueda adquirir esa enemistad y lucha, a primera instancia se podría considerar que tal grieta lo sea por una población, ciudadanía o sociedad más que politizada y defensora de sus ideales como parte de una identidad que la hace "ser" como tal, entonces, ¡viva la grieta!, ¡viva el enfrentamiento! en metodológico hacer para combatir al enemigo.
Lindo ¿verdad?, le gusta ese cuento ¿no?
El título de la nota ya le está diciendo en dónde se produce la cabal grieta porque para todo político usted, estimado elector, es el enemigo y si no lo ve así, es que ya ha sido captado por la propaganda partidaria que le dice que "usted manda pero eligiéndolo a ellos", los políticos o minoría determinada desde el ámbito estatal para manejar la cosa pública y los intereses de la nación que son abstracciones simbólicas, ya que deben intervenir en eso que persiste por décadas y décadas es este país y es la desigualdad, la pobreza, marginalidad, desempleo, corrupción, inseguridad y violencia en todas sus formas a las que no solucionan.
Usted "no es ellos", usted "es el otro", es el que no pertenece a la clase política como parte integrante de la política, que busca obtener poder a través de usted que se lo da cuando lo vota, para después en el Estado, genere un apoliticismo a través de lo partidario y el folclor al que usted ya está acostumbrado.
Entonces, ¿qué decimos?, que la grieta entre partidos no forme parte de una conciencia política sino de un apoliticismo disfrazado de político, porque insistimos, la grieta está dada entre eso denominado " la político y lo político" que ya pasamos a considerar.
Comencemos por una generalidad, consideremos a lo político como lo social, que representa las cabales necesidades de la gente, ¿sabe usted que necesitan los que no tienen trabajo, los que tienen privaciones, a los que no pueden decidir sobre sus ingresos y por ello ni pueden decidir sobre su calidad de vida?, a soportar el mensaje inmoral que abracen la esperanza como soporte a sus nefastos presentes de carencia, pauperización y acoso policial o fuerzas de seguridad, que nos muestra como nadie la presencia más clara de la grieta entre la política representando al Estado y la necesidad de la gente como expresión de lo político.
La política posee su forma de oprimir, la más clara y la más invisible es que seas partidario, después, que decidas pero eligiéndolos a ellos, la clase política al mando de la representación ejecutiva, judicial y legislativa y la que debes si o si a obedecer, y como sus decisiones respetan intereses económicos (siempre se trato de eso), provoquen tensión, choque y conflicto, perpetuamente siguiendo el ideario a ser funcionales a terceros y a propios tratando de persistir en el Estado.
La política a puesto bajo si, la dimensión más real y necesitada de una sociedad, a lo político, y para que ésta no se subleve desde su autoconciencia y continúe bajo la gobernabilidad, el Estado a obligado a las personas a una temprana institucionalidad como ejercicio de control y vigilancia, así, primero con la familia, después con la escuela, siguiendo con el trabajo, determinando también el control de deseos a través del consumo que provee el señor del mercado, todas estrategias para posicionar la falsa grieta.
Ante este estado de cosas, nunca más vigente el pensar del inmortal Brecht con su Analfabeto ¨Político que pasamos a considerar:
El peor analfabeto, es el analfabeto político.
Él no oye, no habla, ni participa en los acontecimientos políticos.
No sabe que el costo de la vida, el precio de los frijoles, del pescado, de la harina, del alquiler, del calzado y de las medicinas dependen de las decisiones políticas.
El analfabeto político esta tan mal que se enorgullece e hincha el pecho al decir que odia la política.
No sabe el arrogante que de su ignorancia política proviene la prostituta, el menor abandonado, el asaltador, y el peor de los bandidos, que es el político aprovechador, embaucador y corrompido, lacayo de las empresas nacionales y multinacionales.
Juan Oviedo
SiGesellnoticias