El espíritu de cuerpo como otro ejemplo, nos señale algo que hace posible esa manera de actuar, de un tipo de enfrentar grupal e institucional que nos señala cierta impronta, idoneidad, lucha, esfuerzo y sacrificio con una intensidad y dirección que solo ese espíritu puede aportar, en otras palabras se trate de la unidad en la diversidad, el espíritu de un pueblo si nos remitimos a Hegel.
La presente introducción nos sirva para señalar la importante estampa de lo invisible, de lo no cuantificable, del sentido y significación que se halla en nuestras actividades y realidades cotidianas tanto en lo personal como en lo institucional.
Y es en este caso específico de lo institucional es que nos referiremos en las presente líneas, a la llamada escuela Edem de Villa Gesell del turno noche, espacio en el cual poco a poco se va recuperando lo que en algún momento supo reinar en el señalado turno: su alma, en años recientes replegada hoy podemos notar el lento recupero de esa alma nocturna que empapó y vivifico la escuela secundaria de adultos.
La presencia de un adulto en la escuela posea un espíritu diferente de aquel joven que también asiste, espíritu presente en deuda personal, con un participar activo mediados por sus experiencias de vida, el espacio áulico como centro de charlas, debates e intercambio de puntos de vistas suscitados ante un indagar incisivo de alguna cátedra.
Como el alma del Edem estar presente en ese recreo central entre las 21,10 a las 21, 30 Hs., era una delicia ver la actividad que ahí se desarrollaba con gente colmando el patio central, bebiendo, charlando entre ellos y también con docente y preceptores participando, el murmullo, el movimiento, la noche a pleno, el espíritu de la noche estaba ahí, se le decía "la noche", no el bachillerato para adultos, era simplemente "la noche", eso que hoy, ya está perdido y que se fue perdiendo por dos cosas, primero, poca inscripción de adultos y segundo, la presencia masiva de jóvenes de corta edad, que fue opacando esa alma que termino por replegarse a sí misma.
Pero si decimos que la estamos recuperando lo sea por una serie de actividades más que fundamentales como es el volver a festejar las fiestas patrias, actividad y responsabilidad asumida por los alumnos de la noche a pensar, hacer y llevar a cabo tales eventos como ocurrió este martes 10 celebrando el acto del 9 de julio bajo la supervisación de su vicedirectora Mariela Tugnareli.
Como primera medida debemos considerar que los artífices del armado del acto presente y del anterior y los del futuro, fueron y son propiciados por los delegados de los segundos años de la escuela, así, el entusiasmo a ponerse a trabajar impregno a todos aquellos que se comprometieron hacer el acto. Así, contamos con la responsabilidad de Sebastián Gonzales de 2do 1ra en el armado del sonido y la respectiva decoración, con la lectura de glosas de Luz Velázquez de 2do 3ra, la voz cantante de Romina Reynoso de 2do 1ra y el acompañamiento en coro de Estefanía Muñoz de 2do 3ra, el baile folclórico y tradicional estar en manos de Mónica Reinoso 2do 1ra y de Marcelo Fernández 2do 2da, y para finalizar contar con los acordes de la guitarra de Richard Aguirre de 2do3ra, después del acto, dio lugar a otro tipo de acto, torta fritas y chocolate para terminar la velada.
Momentos donde cada alumno, profesor, preceptor, ve, nota, que el compañero o alumno que se tiene al lado sabe tocar la guitarra, la compañera sabe cantar, el otro sabe bailar, otra compañera a enfrentar miradas y decir en voz alta el desglose preparado, y ahí reconocer habilidades que no están presentes en las aulas pero si en la escuela, donde los actos ayudan a su manifestar, no solo a ser y sino principalmente a estar y con un saber que no se repliega sino que emerja en el hacer.
Y ese sea el inicio del desplegar de lo que otros años replegaron, el alma de la noche que anoche dijo: PRESENTE.
Juan Oviedo
SiGesellnoticias