Pues la pregunta costera indague si o si sobre los problemas de la costa porque éstos poseen un carácter social, político y existencial.
Social por hallarnos ante una sociedad a la vera de un emprendimiento de solo dos meses al año y un colectivo preso de ese emprendimiento, tal condición de dependencia genera la importante misión del pensar y examinar sí es posible una relación más simétrica entre lo que es el balneario y lo que es su sociedad.
Es político porque la miseria y la pobreza detrás de la estacionalidad pueden ser aprovechada electoralmente desde las dos orillas, los organizados desde la carencia y la representación de un puntero o el partido oficialista tener sus punteros y negociar los votos a pactar según prebendas de chapas, ingreso al municipio y otras cuestiones más.
Y es existencial porque el hombre de la costa experimenta un desgarramiento ante dos realidades más que dicotómicas, verano e invierno, un verano al servicio donde se es extranjero en su ciudad por estar bajo el imperio de ofrecer su mano de obra al balneario y no poder disfrutar de la naturaleza al servicio del quien si puede pagarla. Después el invierno con negocios cerrados, poco trabajo, nulas changas y un horizonte más que comprometedor, donde el estar se hace cerrado, la soledad es patente y la identidad de lo que "se es", sea eso lo que sea, quede ensombrecida por tanta calamidad situada.
Pensar localizado en la costa bonaerense refleje su realidad local y regional, nacido de la degradación social que la estacionalidad genera debe denunciar la desgracia que eso provoca y sus consecuencias en el plano del pensar, de la cultura y de aquellos que se auto titulan sus dirigentes, éstos, representantes lugareños de partidos nacionales logren subir a los ejecutivos de cada pertinente municipio subordinados a las pautas del partido triunfador de otros lugares. Tales vecinos que llevan a delante las política de los partidos costeros poseen una mirada conservadora respecto a lo que estos pueblos son: balnearios y nada más que eso donde la parte oscura de estos lugares, estacionalidad, invierno, falta de oportunidades son aceptadas como una realidad física y natural, por eso estos denominados dirigentes en el fondo representan intereses del pueblo en consonancia con lo que más tienen y poseen, que son los dueños de los servicios del balneario y trasladado también a su sociedad.
Estos dirigente en el fondo no hacen más que ponderar la importancia del voto y la participación a la militancia, he ahí el huevo de la serpiente en toda su magnitud y gatopardismo oculto que el pensamiento localizado debe señalar, denunciar y ponerlos a la vista de todo como lo que son, meros mediadores de intereses de los partidos nacionales y de poderes locales y que a su servicio están.
Dicen que el tero pone sus huevos en un lugar pero sale gritando en otro, bueno, simétricamente estos dirigentes hablen en nombre de la igualdad, justicia, desarrollo, crecimiento, honradez, pueblo, sociedad, vecindad y cuanta cosa más, pero los pueblos costeros no mejoran con el transcurrir de sus décadas y ellos sí, blindados por un periodismo cómplice que sobrevive también gracias a las pautas que estos dirigentes otorgan, la mirada distinta, crítica y refractaria directamente no existen.
Por ello, allende al pensar localizado un nuevo dirigente debe alumbrar, es el auroral, el que busque transformar el estado de las cosas.
Juan Oviedo
SiGesellnoticias