Sabemos la fatídica dualidad, solo lo vivo muere, una estrella, una flor, una especie, un amor, si, solo lo que alguna vez estuvo vivo solo eso puede morir, como resulto ser el fallecimiento de la Doctora en Filosofía Marina Juárez de Ortiz a la que tuve como docente en la Universidad Nacional de Río Cuarto.
Su pos título de grado como doctora lo logró en Alemania, como docente fue afable, clara en los conceptos, siempre paciente a la posible lenta comprensión del nudo filosófico y atenta para guiarnos en la comprensión, fue parte de su característica como Profesora de Filosofía, en ella se juntaron dos elementos sustanciales: la persona y la sapiencia.
Como persona irradiaba a simple vista una capacidad abierta a la palabra, dispuesta a contener y a apreciar el decir ajeno, su mirar directo sin falsas sonrisas y atento escuchar, despertaba confianza y no recelo, una reciprocidad entre todos nosotros que éramos sus alumnos.
Marina o "la Merina" como le llamábamos, era una entusiasta de la filosofía de Habermas, y aquí un punto a resaltar, sabemos la distancia que hay entre un docente que enseña Filosofía y un filósofo como tal, el primero en posesión de la erudición filosófica y el segundo, desde el pensar propio socializado, pero las simpatías que tienen los docentes por tal rama de la filosofía como de sus pertinentes autores influyan notablemente en el interés de los alumnos en su deambular filosófico, pues Heidegger, Foucault, Habermas, Popper, Sartre o los mismos antiguos, serán consumidos con fruición por aquello picados por el aguijón del pensamiento.
El pensamiento nos precede pero quien nos hace pensar lo actualiza, Marina nos hacía pensar con sus preguntas directas para poner alguna problemática que consideraba oportuna y nosotros, con un balbuceo tratar de responderlo, balbuceo por nuestra inseguridad ante la aventura que representa el pensar, si, la invitación a pensar, porque nadie puede enseñar a pensar -una barbaridad escuchada en muchos docentes en el pueblo, que ellos enseñan a eso, ¡a pensar!- cuando el pensar solo emerge ante el ejercicio del pensar pues solo se piensa ante un modelo ejercido de pensar, entonces, Marina nos invitaba a pensar, pensado ella con nosotros.
¡Salve Marina y que los dioses sean contigo!.......
Juan Oviedo
SiGesellnoticias