Escudado en el 52 % de los votos obtenidos pretendió forzar una sumisión mansa ante sus proyectos.
En su acelerada, olvidó contar el número de legisladores que conforman ambas Cámaras legislativas.
Si lo hubiera hecho se habría percatado que tiene mayoría en Diputados pero en el Senado la oposición cuenta con 26 senadores y 20 son del kirchnerismo.
El proyecto de ley no pasó y una muestra de madurez de la oposición hizo posible que, con reformas, pueda ser aprobado esta semana.
Si el bloque de Juntos por el Cambio en el Senado hubiera dado quorum y rechazaba el proyecto, todo debía pasar a marzo de este año.
El Gobernador Kicillof no sabía de estas normas y extrañamente sus colaboradores pareciera que tampoco.
La actitud es útil para comenzar a conocer aspectos que le son propios al oficialismo que es, históricamente, poco afecto al cumplimiento de las normas.
De palabra larga y tono agresivo, Kicillof dijo cosas que sería mejor que no repita.
Escudado en su triunfo electoral pretendió ejercer un poder que no tiene.
“A mí me eligió el pueblo”, bramó.
Olvidó que a los Senadores también los eligió el mismo pueblo.
Este aceleramiento no parece ser el mejor modo de comenzar su camino.
Deberá aprender que el arte de gobernar (la Política), necesita de sentido común, sometimiento a las reglas del juego y prácticas de convivencia.
No es del caso analizar acá las cuestiones técnicas que plantean un aumento de impuestos que en algunos rubros llega al 75 %.
Solo alcanza para verificar la necesidad de revisión la arbitrariedad que significa establecer como límite en las escalas la superficie de los campos.
Resulta absurdo imaginar que es lo mismo un campo de 2.000 hectáreas en la zona núcleo, (Pergamino, Rojas) y otro en Patagones o Villarino.
Lo cierto es que todo indica que el Jefe del Gobierno provincial parece haber aprendido la lección y todo se encamina a reformular el proyecto con modificaciones que harán posible su tratamiento y aprobación.
La oportunidad es buena para conocer como será el modo de actuación del Poder Político en su conjunto, esto es el Ejecutivo y el Legislativo.
Ocurre que superada la etapa de las promesas y los cantos de arrorró, llega imperturbable, la realidad.
Y para no chocar con ella hay que bajar la velocidad y andar con cautela en procura de los acuerdos que hagan posible la buena marcha.
Puede que no haya sido la mejor manera de arrancar, pero todo sirve si hay voluntad de aprender para no repetir errores.
Por Héctor Ricardo Olivera
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