Los contenidos escolares en el secundario, aparte de estar sospechados de inútiles ponga en la palestra una vez más el logocentrismo a utilizar, cero diálogo, cero participación del joven, no hay un ida y vuelta ni acción comunicativa con preguntas y respuestas, no hay un cuestionar, solo un asimilar, asimilar y punto, lo que nos señala una sola dirección en el quehacer áulico, alguien que imparte y alguien que debe asimilar términos, conceptos, ideas, contenidos que no sirven para nada.
A no ser que los jóvenes asistan a programas de cultura general -algo que no existe en el pueblo-, el enciclopedismo postulado como educación es inservible como tal.
Hay una exigencia en el aire y sea la del cumplir horario en las escuelas, aparte de notar lo ridículo de tal medida una vara disciplinaria caerá en aquellos que se dejen llevar por el sentido común de no asistir, DESCUENTO.
Claro usted podrá pensar, y si quien no va, a ese ¿no se le pasa inasistencia?, pero usted plantea algo que no existe en ese ámbito, ¡solidaridad!, porque muchos denuncian a otros docentes a los que llaman compañeros, hablamos de la superposición horaria, por mínima que sea, y de esa forma el docente denunciado deberá devolver lo obtenido en acto público.
Nietzsche pondero como nadie el "espíritu del rebaño" constituido por los sumisos y los pusilánimes, por suerte no muchos de ellos están al frente de las aulas, donde la sumisión internalizada les hace cumplir horarios, los obligan a asistir a esas insoportables reuniones llamadas capacitaciones y participar en ellas, y como aplicados receptores anoten cosas que dice aquel que se encuentra en el frente (burócratas sin más), ¿imagina usted anotar cosas que dice un burócrata?, solo eso puede ocurrir en mentes presas del disciplinamiento, alienadas y funcionales.
¿Me permite el chiste?, estos ya están definidos en su nombrar, dos entes.
Juan Oviedo
SiGesellnoticias