¿Y por qué señalamos al alumno?, porque en estos días por la cuarentena, se entable una batalla silenciosa, privada y general en cada individuo adulto, por estar sin hacer lo cotidiano, aunque, esto sea una verdad a medias porque el verdadero problema del aislamiento sea en vérsela consigo mismo, algo que el joven no ha sido mentalizado ni alimentado para tal abordar desde su clásica educación.
La franja etaria de los alumnos que en su gran mayoría son jóvenes y adolescentes, serán los que lleven la peor parte, porque su realidad siempre hubo de pivotar en el afuera, y hoy. sin ese afuera, les muestre una larga carencia de estímulos, intereses, objetivos y encuentros. El aislamiento posiciona la experiencia de la carencia como realidad en el presente de los alumnos y sufran la paradoja de "la presencia por la pérdida".
¿De qué manera las ciencias sociales puedan auxiliar a estos millones de jóvenes en el país?, no está muy claro, y cuando decimos ayuda no señalamos ese entretenimiento escolar del rimbombante nombre de la continuidad pedagógica sino a saber interpretar: ¿cómo me desempeño?, ¿qué hago?, ¿cuánto podré aguantar, tolerar todo esto del encierro?, son cuestiones pertinentes para enfrentar la presente situación inédita. ¿Qué ayuda me podrá proporcionar la geografía, la historia, la matemática para enfrentar a la caverna que el aislamiento me determina? El acecho del mito de Sísifo por este logocentrismo se hace patente.
Ahora, hay todo un arsenal de entretenimiento para los jóvenes pero que en algún momento se genere el resultado opuesto, fastidie, sature y ya no entretenga más, y emergerá la condición que se desea alejar, la exigua realidad en la que se encuentran todos, y la liviandad se instale sofocando en sumo grado la interioridad de estos alumnos, entonces, el "estar por estar" se revele criterio para abordar lo real y por otro lado, no ser las mejores armas para enfrentar a ese "sí mismo" en la interioridad.
La interioridad es una suerte de zona prohibida en la edad adolescente y de por sí permisiva al exterior, porque si se la señalaron alguna vez interpreto como "cosa de viejos o de ancianos", por el cual la interioridad sea una realidad difícil de conciliar por el típico bullicio juvenil, pero si se pregunta, no solo a ellos sino incluso a los adultos, ¿qué entienden por interioridad? y.los sinónimos no tarden en llegar: "sí mismo", "esencia", "subjetividad", "conciencia superior", "yo verdadero", "alma", "espíritu", "unidad cósmica" y bla, bla, bla, ¿corolario?, la identidad se revele significante sin un significado unívoco o sea, no posea un significado concreto. Como significante solo adquiera realidad desde la instancia de la palabra, del término, pero sin la concreta definición que posibilita la experiencia.
Considere lo expresado "sin la concreta definición de la experiencia", pero ¿acaso hay experiencia unívoca?, pues la experiencia por ser personal genere relatividad respecto a los sentidos y significados, entonces, no podría señalarse la univocidad de la experiencia acerca de la interioridad. El punto es válido, ahora, ¿y si hubiera experiencia que por su naturaleza son iguales para todos los sujetos sin distinción de etnia, cultura, credo etc.?
Inmediatamente usted preguntaría ¿cuales! la atención por ejemplo, no exista mayor vivencia de la interioridad que cuando usted está despierto , sus sentidos, su intelecto y su estado, al unísono entre todos ellos donde la atención, es un notable indicador.
Porque atender a algo significa una inquietud, estar inquieto implique una búsqueda de sentido, donde tal búsqueda sea la expresión de una autoconciencia que se reconoce presa de lo inerte . E inercia entendible como tal por estar en contacto con la interioridad.
La publicidad light de la felicidad, el meditar, la paz interior, los coaching y los gurúes de la autoayuda como algo indispensables para llegar a esa interioridad, son efecto marquetinero del bienestar social típico de toda comunidad light, en la cual vive el hombre de nuestro tiempo.
Hablamos de un ser hedonista y materialista cuya única meta en la vida consista en alcanzar el éxito y que se encuentra en el afuera.
La fantástica frase del "cansancio de la vida", pueda ser aplicable en nuestros alumnos y jóvenes en la presente cuarentena, presos de una educación que los prepara para el éxito y para el afuera, tras todo tipo de bienes y pivotando en lo exterior, ahora, sin ese afuera, floten inertes, apáticos y dependientes, ciegos a toda luz.
Los no iluminados no estén a la altura del presente desafío, vérselas en y con la propia interioridad.......................no han sido preparados para ello o el fracaso con mayúscula de las ciencias como tal, porque dejen al hombre, como enfatiza Morín, en medio de su y de la ignorancia.
Juan Oviedo
SiGesellnoticias