Si algo define la génesis de la Ciudad, su propio ADN, es la forestacion. Lo saben los viejos geselinos, y lo ignoran -quizas por desconocer sus raices - los nuevos pobladores. Hoy Gesell carece de un trabajo integral y serio de reforestacion.
“La gran batalla del futuro de la Ciudad es por su identidad”, lo repetia como ensimismado y en voz baja allá por el año 2000 quien por entonces esa el Intendente del distrito, Luis Baldo, que gobernó a una ciudad con la mitad de los habitantes que Villa Gesell tiene hoy.
Y la forestación es un rasgo de identidad geselina, está en el ADN de esta Ciudad, hoy modificada por el crecimiento migratorio que la va a llevar a tener - cuando se realice el censo nacional de poblacion y vivienda, alrededor de cincuenta mil habitantes.
Una campaña seria de forestación, la última que se recuerda fué el programa “ahora nos toca a nosostros”, que se inició en el año 1996 y tuvo su último capítulo en el año 2007; tiene hoy muestras del olvido estatal por la materia un vivero Municipal casi sin produccion, un olvidado proyecto de expandirlo al oeste de la ciudad, y hasta un circuito perverso denunciado el año pasado, en donde es trasgredida por el propio Municipio la ordenanza que obliga a quien derriba un árbol reponer plantando otras especies, ya que la se denunció que “de los viveros no retiran árboles, retiran otros insumos ornamentales”.
En la década en la que la araucaria se erguió como símbolo casi fálico en el medio de la Tres desplazando a la adesmia incana (la plantita de la leyenda); la tarea de la forestacion se impone como un acto de rebeldía y revalorizacón de una matriz histórica en vias de extinción.
Don Calos Gesell, aquel que con su perfil emprendedor lo llevo a imaginar compra de tierras a bajo costo para forestar, y tener recursos para su afamada “Casa Gesell”, que vendía muebles; debe ser hoy más que nunca honrrado en nuestra memoria.
La tarea de forestar no espera: ahora nos toca a nosostros.
el autor es director del Diario Si Gesell
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