Se llama realismo ingenuo a una afirmación desprovista de toda reflexión crítica acerca del conocimiento, que considera que las cosas son tal como las percibimos, ahora, ¿qué percibimos?, lo que ponen los medios o sea, las relatividades señaladas.
El relativismo cargue con algo que no reconoce de sí mismo, lo absoluto como postura de fondo, porque su disputa hacia eso absoluto parta de una verdad que considera tal, su punto de vista no concebido como relativo, sino absoluto, que muestra su ingenuidad al posicionarse válido en el terreno de las disputas pero preso de lo pre- reflexivo.
Cuando usted hace una afirmación pública debe estar seguro, no de lo que dice, sino desde donde lo está diciendo, cual es la base cognoscitiva por el cual usted dice lo que dice, ahora, si no puede fundamentar y todo queda en "a mí me parece", el" yo creo" o el "yo pienso" etc., se halle bajo la voluntad típica del ciego que da de bruces contra su pre reflexividad, le quite cabal argumento y su postura solo sea mera sofística por ser partícipe de "la medida de todas las cosas".
Pero ¿y del otro lado, que podremos decir?, que no considera su hacer como algo relativo y válido para algunos, sino de un hacer absoluto y argumentado, ¿la argumentación lo hace veraz?, no, pero pone en la palestra la posibilidad de la discusión y por ende de la contra argumentación.
Aquí con la contra argumentación nos topemos con la posibilidad que pone a prueba su consistencia cognoscitiva o la posibilidad de contrarrestar desde la contra argumentación su verificabilidad como tal, cosa que el relativismo niega, porque llevando su posición a un extremo ¿que deberá hacer ante otras relatividades?, de oponerse mostraría su faz de oculto absoluto pero de permitirlas ¿y para qué?, nada puede aportar porque son relativas.
La medida sanitaria y argumentada en salvar vidas pone en la palestra otros ámbitos a los que vulnera, la realidad, constituida por variables opositoras a la medida del confinamiento, como el trabajo en changas y ganar dinero para sobrevivir, en lugares donde el hacinamiento y la falta de servicios existen, hacen que lo absoluto de la cuarentena como medida protectora se relativice como tal, o la contra argumentación que el ejecutivo siempre manejo y sabia que iba a pasar, el pico de contagio se dé en lugares más carenciados e imposibilitados a cumplir la cuarentena por un contexto ligado a la desigualdad.
Y quizás momento para revisar y volver a pensar decisiones por parte del ejecutivo, mientras, los que somos bombardeados con ingenuidades pre reflexivas destacadas por los medios, sean el espejo para mirarnos y decirnos, "no estamos tan desquiciados".
Juan Oviedo
SiGesellnoticias