Por ejemplo, hacer chistes y reírse en un velorio es no respetar el momento luctuoso de pena por la perdida y por lo tanto caer es una suerte de profanación.
Ayer por la tarde con los acontecimientos mostrados en la casa Rosada "la buena intensión" por generar un espacio popular y público a un velorio, devino en un momento la presencia "de una horda" sin límites ni decoro, sin respeto al contexto, y a quien mostraban su dolor-afecto.
La contradicción es más que notable -la falta de respeto- a quien se fue a rendirle respeto, nos dice "que las formas" siempre deben estar presentes, más allá de benévolas intenciones o de lo contrario, profanemos algo.
Ahora -lo más difícil-, es determinar "la intención" de esos profanadores porque eso los determina tal. Para ello, debemos establecer "si los contextos" son los pertinentes para ir a gritar, vestidos con ropas raídas, torsos desnudos y así, uniformar el sentido de una cancha de futbol, con la de la casa de Gobierno. Mezclar como igual un momento - especial- como es un velatorio ¿y corear, gritar, agitar banderas como en un partido de fútbol?. Por supuesto que la respuesta en "no".
En otras palabras, la ausencias de protocolos, "el sanitario y el ¡cómo conducirse en un espacio público!", puso en jaque al inicial -orden respetado- y en la medida que se acercaba la hora de las 16, y dar por finalizado el espacio en la casa Rosada, la situación de la horda, desbordó todo. Esto nos habla -de un antes y un después-, acuciados por la hora del cierre, la horda decide hacer su presencia y sin que importe "lo que provoque". He aquí la intencionalidad que "el profanar" no está disociado "del sublimar" por el cual -ellos fueron al edificio público-.
Pero hay algo más complicado aún, porque si todo gobierno está para tomar medidas, "la prevención" como fundamento de esas medidas, si o si debe estar presente, ahora - la horda-, ¿fue prevenida?, la represión policial determine que no. Ahora, se podrá argumentar que la policía estaba ahí en términos de prevención, pero una cosa es -estar para vigilar y otra para reprimir-.
Entonces, en un espacio concedido para rendir tributo, dolor, congojas, etc. terminar en un caos con enfrentamientos y represión, implique un culto -al profanar-, "pero no" con el sentido religioso de fondo, sino -a la coherencia, la capacidad, al sentido y a la presunción de liderazgo en la sociedad-. ¿Corolario?, la culpa "es evanescente" pero los responsables -sigan en sus puestos-.
Juan Oviedo
SiGesellnoticias