Pues será tiempo -de vacas flacas- y solo, quienes posean "un colchón ahorrado de dinero", podrán pasarlo sin dejar de lado sobresaltos, temores y penurias. Posiblemente -el pueblo- sufra un sacudón en todas sus líneas, porque "la heladera llena", será para los pocos, en especial, en aquellos que son parte de la tradición comercial y en menor medida, empleados de las empresas de servicios del lugar y continuado -en empleados municipales como estatales-, y para recalcar, la dieta de los ediles del H.CD. con una suma aproximada de 50.000 $, cantidad cobrada en marzo del 2020.
Ahora, ¿cuál es la diferencia con aquellos que no poseen un ingreso regular?, la zozobra y a la espera de la dádiva estatal, pues de los estimados 45.000 habitantes que hoy residen en el pueblo, ¿qué cantidad son o representan la carencia en el lugar?. Quizás tal dato no sea significativo porque "no se trata" de la carencia específicamente -algo que censos y mediciones- buscan tapar o desviar la mirada con la cuantificación de datos, porque el fenómeno de fondo que se desea ocultar: es la desigualdad.
Porque esa desigualdad -es un fenómeno estructural-, instalado en el pueblo donde todo título acerca de igualdad, equivalencia, paridad etc., es mero "decir rimbombante", en especial, cuando las condiciones económicas de los balnearios costeros -son recesivos- para parte de su población.
Es "esta recesión", la principal causa estructural -de la desigualdad- "en el pueblo", algo que fue mitigado -en décadas pasadas- por el monopolio de la construcción en su auge setentista, pero hoy, al carecer -de tal tarea predominante-, el espacio invernal se torna una instancia lúgubre para las changas, el cuenta propismo o mano de obra de oficios en general -la suma de todo ello-, nos hable de "eso estructural" golpeando en ese sector del colectivo, y sufrimiento para aquellos que no cuentan -con ese sueldo mensual-.
Con el presente de la ¡peor temporada!, las exigencias por la recaudación "en todos los bolsillos" tienen aquí su propia explosión, algo que el ejecutivo del pueblo ya inauguró -con la complacencia de los mayores contribuyentes- ¡el aumento de tasas!. Ahora, esos que deben pagar, ¿se les ha aumentado el sueldo?, acaso, ¿no sufren otro impuesto que significa la inflación?. lo que nos dice algo, que el ejercicio de la desigualdad -no solo es social- sino también "de poder", que posiciona ¡a los que mandan, determinan, ordenan y se imponen! y a otros "que solo deben obedecer".
La relación orden-obediencia "es contrario" al espíritu de la democracia, pero -la presente dictadura del poder- es justificada por ser parte del sistema democrático -que cínicamente señala- "al ciudadano", como eje de todos los derechos -según el formalismo- pero antes, "deberá acatar" -decisiones-, que vayan en contra de sus intereses y por eso, ¡en contra de él!.
Pero ¿a quien se le puede sacar?, aquel que tiene algo, entonces, emerge el impuesto pero -¿y aquel que no tiene nada?-, para eso paga el impuesto, "para poder sostenerlo", lo cierto es que tantos "unos como otros", sufran la desigualdad -que significa el sistema democrático- una abstracción y en el que se parapetan "los intereses concretos de clase".
Juan Oviedo
SiGesellnoticias