Falleció en París el 10 de febrero de 1755 pero sus ideas políticas expresadas en1948 en “El espíritu de las leyes” lo ingresaron a la Historia como uno de los grandes teóricos políticos que se eternizan en virtud de sus valores intelectuales.
En el Libro XI de su obra desarrolla su teoría de la división de poderes que nos fuera enseñada en nuestro paso por la escuela secundaria. La idea consiste en impedir la tentación autoritaria que se evita cuando el Poder se construye de forma tal que anula arbitrariedades totalitarias.
Para Montesquieu el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial son factores de equilibrio que define con su sentencia de que “el Poder controla al Poder”.
Montesquieu definió a la Virtud Política como el Principio íntimo de la República, al Honor como el Principio esencial para la Monarquía y al Temor como el Principio vital para el Despotismo. Esto quiere decir que cada tipo de gobierno necesita actuar acorde a sus Principios para poder conservar su autoridad.
Nuestra vida republicana y democrática exige, entonces, la total independencia de Poderes para asegurar la igualdad, el respeto a la Ley y la sana convivencia. Cuando se atenta contra esta condición se genera la tensión propia de sentirse agraviado y en peligro de excursiones autoritarias.
La Argentina de hoy vive esta tragedia en grado de clara tentativa. A la luz de las contradicciones presidenciales, de la manifiesta autoridad absoluta de la viuda de Kirchner y la reiteración de la vocación populista del kirchnerismo la Justicia está hoy siendo atacada sin control en procura de voltear las causas penales que pesan sobre la Señora, sus hijos y sus varios cómplices.
Al Ejecutivo, Legislativo y Judicial van camino de agregarle un nuevo estamento supra judicial que estará en condiciones de modificar eventuales decisiones de la cabeza del Poder.
De esta forma ha vuelto a morir Montesquieu.
Si la Política dijera que los ladrones tienen que ir presos todos entenderíamos. Si la explicación de una medida es larga, tediosa y extremadamente técnica seguro que hay trampa.
Esta es la triste realidad que alcanza al amparo de la mayoría circunstancial del kirchnerismo razón por la que la única manera de ponerle freno es corregir en las elecciones de octubre el desequilibrio.
Al Gobierno de la viuda de Kirchner lo único que le importa es reformar el régimen de la Justicia Penal para evitar la cárcel.
Una sentencia firme nunca será firme y así los ladrones seguirán libres si tienen plata para pagar abogados caros.
El pobre que robó una gallina seguro que quedará adentro.
Por eso poco importa si hay o no vacunas, si se dispara la inflación, si avanza la pobreza y la desocupación, si las escuelas están abiertas o cerradas.
En este caso específico el interés es que estén lo más cerradas posible para que la falta de formación y la carencia de conocimientos facilite la sumisión al plan y a la dádiva.
Todo ha sido finamente organizado. Un gabinete livianito, una Legislatura sometida y un Presidente que nada en el mar de sus propias limitaciones políticas e intelectuales.
Muchas veces hay que hacer un esfuerzo para imaginar como un hombre puede ser tan pero tan…pendular para mentir siempre y decir que no aguanta las mentiras, para decir que para diciembre tendríamos 10 millones de vacunados y hoy no tenemos ni un millón o para prepotear con el aumento de las retenciones y la limitación de los cupos de exportación y al otro día decir exactamente lo contrario.
Debemos insistir que un País corrupto jamás habrá de crecer y desarrollarse. Solo limpiando estos males podremos salir de a poco y con paciencia de esta triste temporada populista y mentirosa.
Otra vez digo que nadie lo hará por nosotros…
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