Consultados acerca del principal problema que los niños/as tengan clases virtuales, señalan la menor calidad de enseñanza (57%), mencionado en mayor medida entre los padres de nivel socioeconómico más bajo y quienes tienen hijos en primaria y/o secundaria. Con menor intensidad aparecen otras menciones como problemas de sociabilización (18%) y desorganización familiar (11%). Una amplia mayoría considera la educación virtual como poco (53%) o nada (26%) eficaz en la enseñanza de los chicos.
Respecto al impacto emocional sobre los hijos, el estado anímico y la ansiedad o estrés de los hijos fueron las dos mayores consecuencias (el 43% y el 53% respectivamente consideraron que estas cuestiones empeoraron desde que las clases son virtuales). A su vez el 65% cree que la motivación de los hijos para asistir a las clases virtuales y el nivel de aprendizaje es menor ahora que con las clases presenciales.
En cuanto a las diferencias entre la presencialidad y la virtualidad en la cursada, un 76% percibe un menor nivel de aprendizaje de sus hijos, un 65% cree que la motivación para asistir a clases virtuales ha disminuido y un 48% de los chicos dedican menos tiempo a hacer las tareas.
Además, siete de cada diez encuestados, señalan que quien se encarga de los hijos mientras no hay clases presenciales es la madre y el 23% admite que algún miembro de la familia tuvo que dejar de trabajar o reducir la jornada laboral para cuidar a su/s hijo/s en el horario que antes iba/n a la escuela.
Más de la mitad (54%) dice que sus hijos asisten algunos días a las clases virtuales y el 44% todos los días. La asistencia virtual de lunes a viernes es el doble en escuelas de gestión privada que en las públicas (62% vs 32%) y mayor a medida que el nivel socioeconómico de la familia es mayor (61% nivel medio-alto, 36% nivel bajo).
El 53% de los chicos que asisten a escuelas de gestión pública tienen menos de dos horas diarias de clase, mientras que un 62% de los que asisten a escuelas de gestión privada tienen entre dos y cuatro horas de clases por día.
El principal dispositivo utilizado para el seguimiento de las clases virtuales es el celular (71%). El 27% utiliza computadora portátil y el 16% computadora de escritorio. El uso del celular para participar de las clases virtuales es mayor entre aquellos que van a la escuela pública (83% vs 52% de escuelas privadas) y a medida que disminuye el nivel socioeconómico (44% medio-alto, 64% medio y 83% bajo).
El 59% de los chicos no tiene exclusividad en el uso del dispositivo que utilizan para las clases y lo deben compartir con otras personas y el 41% que lo tienen disponible en cualquier momento. La disponibilidad en cualquier momento es mayor entre alumnos de escuelas privadas (55%) que en las públicas (32%) y a medida que el nivel socioeconómico es mayor (29% bajo, 50% medio y 58% medio-alto).
Casi un tercio de los encuestados (28%) señala que sus hijos no tienen un lugar en su casa para que puedan tener las clases virtuales sin distracciones ni interrupciones y un porcentaje similar (31%) dice que no cuentan con libros de textos/material didáctico para el seguimiento de clases (34% en los niveles bajos y 15% en los medio-altos).
El contacto de la escuela en el asesoramiento de los padres en la educación virtual es parejo: la mitad recibió asesoramiento y la otra mitad no. El acompañamiento es mayor entre las instituciones privadas (54% vs 42%) y entre los niveles económicos más altos (68%).
Ver el estudio en la web de Poliarquia Consultores
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