Existe en Villa Gesell un nuevo apéndice dependiendo de la Secretaría de Cultura llamado la Promoción de las Artes, cuya función es la del promocionar la presencia de los artistas locales, mostrarlos, el generarles una vidriera ante el colectivo -por no ser vistos-, y por ello se creó esta dirección, con una vigencia de "más de un año" para todos aquellos que de alguna forma -estén vinculados al arte-.
Tal loable acción "obliga a indagar" por las condiciones de posibilidad del ejercer artístico por cierto descontextualizar presente "entre lo que los artistas hacen" y la falta de valorización de su hacer -en el colectivo- algo que termine por alcanzar al propio artista, pero ¿cómo -la parte- (el artista) puede ser valorado -si el todo- (el arte) no posee presencia alguna?, y consecuente con este planteo "de la parte sin el todo", es lo que nos lleve a analizar el desempeño de la Promoción de las Artes y su concepto nuclear: el de mostrar.
La lógica es simple, para que algo adquiera el estatuto de valor -se lo debe mostrar- y a tal fin, el accionar de la Promoción de las Artes.
Pero según lo que hemos señalado ¿qué muestra? a alguien titulado artista ¿pero cómo mostrar algo sin ese referente que lo legaliza tal?, ¡el arte propiamente dicho! o la gran paradoja del presente mostrar, oculte lo que es difícil de vivenciar, el propio arte.
¿Y esto que significa?, tapar su ausencia tras -un mostrar en su nombre-, posicione a "un arte y que -tal vez- no sea arte pero definido como arte", por eso la acción de la Promoción de las Artes, -confeccione una lista, un catálogo- con su íntima convicción que "visibilizar a las personas", colabore a delimitar el significado de lo artístico.
Algo imposible sin la pregunta de fondo que interrogue -por los cánones que envuelven al arte-, sin indagar en variables tales como: la relación entre arte y sociedad, los límites de la práctica artística y su actualidad política, sin poner en tela de juicio -si lo estético- posee aun preeminencia o cambió el sentido de lo estético, quizás -ya no forme como en antaño parte del canon- para determinar lo que es ¨¡arte!.
Ausente tal sentido de fondo nos haga sospechar ¡que la no valoración del artista en el colectivo!, es consecuencia de algo más sustancial -la presencia del arte como tal-, entonces, será preciso rescatar a lo mensurable, que son las personas "denominadas artistas", y aquí la paradoja este más presente que nunca, porque no hay artista "si no se consumen sus productos" y si se consume sus productos -estaríamos ante un trabajador-. Esta nueva definición nos lleve a la siguiente pregunta, ¿pueden vivir estos trabajadores de su trabajo?, ¡no!, por el cual "la explotación" muestra su cara más oculta, que esos trabajadores "no puedan vivir de lo que hacen y producen", sin entrar al circuito de un mercado porque -no existe aquí un mercado para ellos-, entonces ¿qué son?, "una efeméride folclorizada" por rememorar algo sin vigencia alguna en el presente del colectivo.
Típico actores de calendarios "rescatados" según fechas conmemorativas como -el día del escritor, del poeta, del escultor, del artista plástico etc.-, destacados desde las noticias y puestos en primera plana como algo valorizado, y ¡por un instante! abandonan su condición de ser espíritus bucólicos y disociados de la realidad.
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