Violencia simbólica en Villa Gesell II

Continuemos en señalar otra forma de Violencia simbólica en el pueblo, vamos al campo político, cuyo énfasis es disimular "lo inevitable" de la calamidad social que implica concebir "a Villa Gesell" como entidad -autónoma- del "balneario", se trata de algo que no es así, intenta ocultar la condición -dominante- de un campo hacia el otro y encubrir "la verticalidad" que tal rango significa.

Esa verticalidad no es parte de una "historia universal que irremediablemente repite" la categoría de -dominantes y dominados- y por eso, posicionarse en el pueblo, sino que es parte de una construcción iniciada en los años cuarenta con -segundas residencias, con el nacimiento de una clase comercial y con primeros servicios creados (hoteles) en el balneario-.

Una incipiente burguesía se instale y domine las condiciones materiales en estrecha relación con -el crecimiento- del balneario e iniciando la señalada "verticalidad" a medida del advenir de nuevas décadas. Ilustraremos lo que decimos con el ejemplo ¡del Geselazo! tal condición.

Las crónicas de la época titularon una caravana con destino a Gral. Madariaga como -el Geselazo-, (8 de junio de 1970), "relatan" el hecho de una movilización de vehículos como consecuencia de un ¡patriotismo local! en busca de autonomía. Sin embargo, en el fondo se trato de algo -menos épico-, pues los manifestantes estaban "en contra" del plan de Zonificación General diagramado desde la cabecera del partido de entonces, que era Gral. Madariaga, que ponía límites -al crecimiento sostenido- y constructor de la época "en manos de capitales privados" en Villa Gesell.

Aún hoy, se conmemora tal fecha -con el ejecutivo a la cabeza- como ¡una gesta libertadora!

Un ejecutivo que en épocas electorales -sus candidatos-, se presentan con los clásicos discursos de consignas populares, pero una vez llegados a la administración se conviertan en gobiernos -al servicio- del balneario. Y colaborando a presentar al topónimo Villa Gesell, como un espacio abierto y libre de intereses vinculados a las utilidades de clase, aséptica condición a la propiedad privada sin dueños algunos, así es presentada y se la entienda de tal forma, pero "no para el turista" sino para los residentes ya que -el poder simbólico-, busque invisibilizar ¡no la hegemonía del campo económico! sino la subordinación del campo político hacia él.

Villa Gesell es playa, es mar, es duna, con paradores participando de una espléndida infraestructura al servicio de los turistas, con un bosque maravilloso, cabalgatas etc., en otras palabras, el campo económico no es que se ha apropiado de Villa Gesell, sino que ésta es una creación -al servicio- del campo económico por el cual la condición hegemonía que ejerce el capital y la renta, justifica la racionalidad instrumental -que impone- la "fuerza" de esa razón, como supremacía local, entonces, ¿¡qué más fuerza simbólica que la razón!?.

Por ello el colectivo, acepta como "normal" una agenda destinada -a los servicios del balneario-, y acto de subordinación naturalizado por compartir -valores y sentidos- que han posicionado sus dominadores, sus vecinos por el cual ¡jamás! "se cuestione tal centralidad".

Así, ¡obras y embellecimientos en el espacio natural de la playa, arreglos varios en el centro comercial, concesiones para la explotación urbana del espacio público, publicitar a Villa Gesell en todos los ámbitos posibles, crear fiestas a lo largo del año para atraer a turistas! etc., poseen un valor simbólico para quien -no es dueño ni patrón-, pero que a través de lo mediático se lo haga partícipe de algo, que " no fue hecho para él", porque ¿quién es ese geselino?, se trate de alguien que no es -dueño, ni patrón, ni jefe, ni tenga trabajo todo el año-, alguien que ha naturalizado su presente condición: la de ser base de la pirámide por vivir en un balneario que solo trabaja dos meses a pleno y con fines -de semana largo- en el resto del año.

Como significa ¡el crecimiento de un país!, pero que no le llega nada a aquellos más desposeídos o como "la Argentina es un país rico", de la que no son dueños "todos los argentinos" sino -unos pocos-, ya lo dijo y canto el gran Atahualpa, "les penas son de nosotros y las vaquitas son ajenas".

Hay un punto en especial respecto a las viviendas y son los denominados "barrios okupas", los mismos al ser reconocidos por el municipio serán -asistidos con servicios-, y tal hecho mediante "violencia simbólica" ser presentados como gestos de solidaridad y sentido de igualdad, relato que oculta o busca desvíar las miradas del problema ¡de fondo en el pueblo!, se trata de habitantes económicamente marginalizados -y que no dejarán de estarlo-, pues los servicios prestados, los terrenos sorteados no quiten ni combatan la cuestión estructural de "la recesión en el pueblo" y fuente de toda pobreza.

Y a lo señalado, agregar "la baja capacitación" de los recién llegados o no, con nula inserción laboral en esos pobladores de edad avanzada, sin fuentes de trabajo formales y proliferación de trabajos informales en las calles, actividades de vigilancia, changas en la construcción y trabajos domésticos, no son hechos visibilizados como víctimas de la asimetría social existente en el pueblo, si bien "no la consientan" no perciban -la arbitrariedad- del ejercicio de un poder local y aceptado como destino entre "los que más tienen y menos tienen" (ellos).

Juan Oviedo

SiGesellnoticias

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