Entonces, cuando muere "tal pensador", muere alguien que deja un hiato por la ausencia del nexo primordial que significa filosofar, y si también "es poeta", el silencio se hace patente ante la ausencia de la palabra ya no dicha, y de ser asimismo "escritor", entonces, las letras pierdan un referente para la construcción de lectores a través de sus textos, son muchas muertes e impropia por marginar del mundo al pensador, al poeta, al escritor y al filósofo por siempre: a José Pablo Feinmann.
Por suerte lo que "él fue" -no será consignado- por ninguna necrología, sino por su hacer académico, la escritura de libros y su propagar filosófico en la TV pública, ello testimonien su estar mundano, pues Feinmann supo inaugurar ese "difícil espacio" de presentar a la filosofía por televisión y llevar a un público -no técnico-, las cuestiones filosóficas que han recorrido a Occidente.
El mundo del periodismo, académico e intelectuales y de la Cultura lo reconozcan, así, padezcan su deceso, las siguientes frases ilustren lo que decimos, "Fue un filósofo y escritor imprescindible", "Hoy somos un poco más pobres", "Bajaba a tierra lo complicado", "Te escucharemos en tus textos", "Gracias por haberme ayudado a pensar".
Y de arrebatarle a la muerte "su función biológica" y moralizarla, la muerte se vuelva indigna por despojar del mundo, alguien que digno fue.
Juan Oviedo
SiGesellnoticias