Hasta el hartazgo se escucha acerca la inflación, la pérdida del salario, pobreza y otras calamidades más, ¿resultado?, no se modifica nada o sea ¡más de lo mismo!, donde el hablar y el no-cambio parecen ya invariantes.
Parece "una actitud" cuasi religiosa por estar ante un exorcismo y -el invocar- por la palabra la ayuda celestial, pero no es así -la necesidad enfermiza- por hablar acerca de lo que "no se puede" solucionar, termine por provocar lo contrario, que tal "aporte" -no aporte nada- por tal reiterado decir.
San Agustín advirtió que -la verborragia- no está exenta de pecado y que es prudentísimo quien impone moderación a sus labios, la prudencia pone -coto- al vociferar de la cantidad, lo que pone en la palestra la dicotomía "del decir" y de "lo dicho" y a eso sumarle, que -tal abuso- redunde en -inutilizar- el acto perlocucionario desde la óptica de Austin o si usted prefiere, ¡por tanto hartazgo! cometa la falacia por quedarse en "quien lo dice" (políticos, periodistas, opinadores) -sin considerar- en lo que ellos dicen.
"Lo mediático" posee su propia realidad, estudios televisivos, las redes, la imagen, la reiteración etc., a la que ¡han sucumbido todos!, comparten el mismo escenario del aparecer maximizado según fanatismos, militancias y entusiastas seguidores donde -los mesiánicos- cumplen "la ritualidad" de la verborragia sin control.
Pero si usted se detiene "un instante" es decir, si considera esa verborragia, descubrirá a relatos, discursos centrados en el pasado apelando al condicional -que es el futuro-pero abstraerse del presente que significa hacer, operar o como -alguna una vez- bien lo dijo Ortega Y Gasset "hace unos 80 y pico de años atrás", '¡Argentinos! ¡A las cosas, a las cosas!'...............
Juan Oviedo
SiGesellnoticias