Por supuesto que necesita de una "sociedad" -subordinada- al imaginario instalado de la democracia, que nos dice de -la importancia- del ¡político! como parte indisoluble del sistema.
El "demiurgo" democrático se nos aparece como algo -desproporcionado-, por concederle poder a una mirada condicionada de intereses y desde ahí, determina lo que "son" las cosas, por ejemplo, que Milagro Sala no es una presa política -según- el presidente, cuando lo "es", para colmo, como efecto del marketing que lo acompaña hay unas fotos de él y ella, en su estado de detenida ¡abrazándola!, de ser "cierto" lo de Judas, al beso se le puede agregar -el abrazo-.
Tales escenas, no son gratuitas ni están "libre" de imposiciones sino que están ahí salomónicamente tal como dice le expresión "dad al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios", la imposición de mostrarse ante el vulgo como -solidario-, oculte otra por el cual -no haga nada-, las imposiciones las conoce el vulgo a nivel partidario pero existen otras y que ese vulgo -desconoce, no entiende u olvida-.
La cuestión de la decisión tipo demiurgo del sistema que "avala" a ese -uno- que se impone al resto o sistema presidencialista con su cadena de mandos, ¡solo! pueden tener injerencia en ese -no poder- que "lo voto" o sea, el vulgo, porque no tiene poder para ir en contra de los poderosos de las fuerzas productivas, financieras a nivel nacional, trasnacional, globalizado etc.
Porque esos son el ¡verdadero demiurgo!, algo denunciado hace siglo y medio en términos de infraestructura y superestructura.
Y es lo que -desconoce, no entiende u olvida- ese vulgo, ahora, todo político sabe, que tras un ¡buen marketing! con un eje pivotando en las necesidades ajenas, puede llegar a ser votado y así, alcanzar el poder, pero ¡solo" para aquellos que "no tienen poder", y bajo ciertas imposiciones a las que ¡no podrá! manejar, al respecto "¿Presidente? Puesto menor", frase dicha por Héctor Magnetto.
Ahora, -ese poder- ¿es a costa del dolor, provoca desigualdad, induce miseria a la masa votante que elige?, entonces, el marketing fortalecerá esa idea de "bajar la pobreza" etc. y toda esa insoportable fruslería de los candidatos y hoy, más presente que nunca y de ser elegido, -si o si- deberá confrontar contra eso que la provoca, ¿entiende usted la cuestión?, para bajar esas calamidades debe meterse ¡en contra! del verdadero poder, y ellos tienen las armas para desgastarlo, tomar medidas económica y financieras y hacerle ¡saltar! del sillón.
Solo resta una "cuestión", que los gobiernos de turno no deben meterse -contra- los verdaderos poderes fácticos de una República, Nación, Estado o como quiera llamarlo, y si una línea de gobierno, se mantiene por varias elecciones, entonces, debe -sospechar algo-, un pacto con el verdadero poder, no ha negociado sino pactado ¡ migajas!.
Ahora, que Macri haya perdido y según el presente análisis, debe haber sido por ir "en contra" de esos intereses señalados pero sabemos que ¡no fue así!, entonces, desde esta óptica ¿cómo se explica su -no reelección-?, porque solo tuvo en cuenta de la diada señalada -él-, no "vendió" humo en término de reparto de migajas, ni se abanderó con el folclor populista ni se comprometió con ninguna tradición partidaria como fue su alianza electoral del radicalismo -¡vaya que fue usado y definidos como "condones"!- ejerció un poder que los demás no tienen por pertenecer al círculo íntimo y por ello, estar en los ¡dos lados! del mostrador, en otras palabras la "no venta" de humo atentó contra él.
Porque el humo es -publicidad, propaganda, relato, doctrina, marketing, campaña- etc. tan escandalosa, superficial, vulgar, anti estética, asignificativa, mediocre etc. que nos fuerza a la pregunta, que si por esos que lo -consumen- tenemos los gobiernos ¡que tenemos!. Solo me queda un repiquetear, la ¡decepción!, en Milagro Sala.
Juan Oviedo
SiGesellnoticias