¿Y cuál de las dos posturas es "verdadera" que determina la ficción o no de tal renuncia?, la cuestión se agrave con la indefensión del votante por -no poder- averiguar, si las acciones del ex presidente fueron profundas beneficiando a la República o fue desalojado del gobierno por "pésimo presidente" y la gente ¡ya no quiso saber nada más de él!, y quede en manos del astuto/ta más mediático para que "su decir!, sea el verdadero.
Porque el escenario -mediático- instala esas miradas centrada en intereses "disfrazados" de ¡noticias! como en el ejemplo de la renuncia, lo mediático es el escenario por el cual los políticos acuden sin cesar y posicionar ¡sus realidades! con la premura de fondo de "quien" legitima -lo real- sea la intervención de "la verdad", y hacerla suya.
Ellos señalan la ficción de -los otros- por "saber lo que dicen" y posicionarse realidad por estar en propiedad de la verdad, donde la realidad por -sí misma- ¡no cuente!, porque el "astuto/ta" sabe que la ficción es -también una realidad- y por ello, juegue en ambos bandos, en lo ficcional para instalarse y después hacerlo como "sujeto verosímil".
El paso iniciático de todo nuevo "astuto/ta" son sus declaraciones ¡rimbombantes!, de cambio, trasformación, limpieza, de denuncia por el cual solo la República puede ser enderezada por él/ella o partido, ¿qué más ficcional que eso?, así, las declaraciones disfrazadas de noticias durante semanas, meses y años, lo posicionen como alguien real ingresando al ámbito de lo político pero aún, ¡sin ser verosímil!,
He aquí entonces de cómo el astuto/ta utiliza a uno de los lados de esa realidad, ¡lo ficcional!, para posicionarse ¿y por que decimos ficcional? porque lo mesiánico del discurso solo es pertinente o válido en el ámbito de lo religioso como algo "real", pero fuera de ese ámbito es -ficcional-.
Entonces, el salto de lo ficcional a lo real si o si lo sea por la !verdad", que instala a ese político/ca como sujeto verosímil, pero tal salto solo puede darse -por la verdad-, pero la verdad "no es" el punto de vista, ni el "yo creo", ni el interés partidario, sino su ¡vínculo con lo real!, porque una cosa es la -verdad del político- y otra, la verdad con aquello que la determina tal, su lazo con lo "real" o la verdadera frontera entre "ficciones y verosimilitudes".
Que no -convalida- la consabida frase partidaria que dice "la única verdad es la realidad", porque la ficción, también lo -fue, lo es y será-, en especial por los -pasados, presentes y futuros- astutos/as amparados por lo mediático.
Juan Oviedo
SiGesellnoticias