Afirmemos algo contrario a lo dicho como seria la "prohibición de expresión", ¿cómo sería ese prohibir?, no dejar ni permitir decir a alguien lo que piensa o siente en su generalidad, y no debe confundirse como "censura", porque eso ya significaría reconocer una "libertad" según sistema autoritario y opresor.
Pero ¿sería posible tal prohibir -sea en la escala que sea- su instrumentación hoy día?, no, creemos que no, ¿y cuál sería el sentido de fondo e implicante de ese "prohibir"?, es simple, nada de disidencia ni criticidad alguna u oposición a toda política oficial.
Existe una gran diferencia entre el "prohibido expresar" y la "libertad de expresión", pues -en una- se trata del imponer que prohíbe, mientras que en -la otra- ¡no! pero si ese -prohibido expresar-, adopta formas de expresividad pero que en el fondo son tácitas prohibiciones, entonces, la cuestión se complejiza porque ya -no se trata- de una mera "mordaza" en la boca sino de un decir que -amordaza-, vamos a los ejemplos.
Hay "fuerzas" sutiles creadas y destinadas a un -condicionar- como significa la falsa consciencia, los intereses empresariales y publicitados en pautas compradas, las -fake news utilizadas a mansalva por los medios y la posverdad- como fenómeno más epocal, todo eso forme parte de un decir que busca -narcotizar, adiestrar- e incida en la toma de decisiones, he aquí el sentido de fondo que significa la "expresividad nociva" de las fuerzas sutiles bajo el ropaje de una ¡libre expresividad!.
Ahora, examinemos la -libertad de expresión- tal como se la entiende, eso significa que debe poner -distancia- acerca de un "tipo" de información vinculada con la información nociva , porque en el fondo "expresar", es ¡informar!.
¿Nota usted una diferencia en esta "libertad de expresión" con un "prohibido expresar"?, pues las dos -dicen e informan-, sin embargo, la libertad "enfatiza" el ¡poder decir! pero no hace hincapié en lo que "se dice" ni tampoco en los contenidos de ese decir, porque lo importante es la posibilidad del -a priori de la expresividad-, ahora, si se queda ahí, en ese a priori como lo importante, esto sea una -mordaza- por enajenar ¡el decir!, y no permita verificar la -veracidad o la falsedad- del mismo, que lo pone en la misma línea del "prohibido expresar", destinado para confundir y extraviar a los terceros.
¿Por qué la libertad de expresión puede ser entendida como la "posibilidad de un ¡poder decir!, pero que no se hace "cargo" de lo que dice?, por hacer del concepto de libertad lo supremo y que lo -desliga- de lo que se dice, así, cualquier energúmeno puede publicar "cualquier" cosa amparado en tal concepto de libertad, pero vayamos un poco más lejos y supongamos que ¡sí!, se tenga en cuenta esa "libertad de expresión", en lo que -dice y en los contenidos-, entonces, ¿por qué esos sujetos habrán de vincular -libertad y decir-, por qué harían eso?, se puede alegar por ¡la verdad!, y aquí un nuevo meollo se agrega a la cuestión, esa verdad -si o si- debe tener un "vínculo" que la encarne en el mundo.
Pero ese vínculo, ¿es inmune a lo ideológico, los intereses, y a lo partidario?, ¿es expresión de una absoluta objetiva y plena verosimilitud?, si dice que sí, ¡ya está mintiendo!, porque no hay ni existe algo así ¡inmune! a lo señalado, por lo cual la señalada "libertad de expresión" siempre posicione ¡un decir! -condicionado-, y "falsedad ideológica".
El a priori de tal "libertad" -en el fondo- es un apelar falaz, tramposo y embaucador, de la vieja sofística y su retórica moderna titulada "libertad de expresión", ahora, ¿saben ustedes?, ellos, los políticos "lo saben".
Juan Oviedo
SiGesellnoticias