La siguiente escena se ve la presencia de un –monolito- al que uno de los grupos mira, sin saber que “es” o de que se trata, lo cierto es que uno de ellos que observaba al monolito pasa a mirar con “detención” a un cúmulo de huesos que siempre estuvieron ahí, entonces, agarra a uno de ellos y golpea a esos huesos y a los que “rompe”, ¡ha nacido el garrote!.
En la noche del 29 de julio de 1966, tropas de la Policía Federal reprimen en la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA a autoridades, docentes, graduados y estudiantes que resistían a la intervención decretada por la dictadura de Onganía, a tal hecho se le llamo “La noche de los bastones largos”-
El garrote “manda y existe” en cerebros que consideran a la violencia como una –metodología- pertinente para conseguir sus fines y por supuestos, necesitando de cerebros “afines” que consideren al garrote como algo –necesario-, esta correspondencia entre cerebro y garrote, esa continuidad solo es posible ante mentalidades prestas a la –subordinación-, a recibir órdenes o del “achica cerebros” porque la cabal y verdadera brutalidad está en la mentalidad que exige obediencia, y un subordinado ¡a que obedezca!
Algo presente en lo castrense y lo policial cuyo ¡bruto actuar! este posibilitado por los “cerebros achicados”, al que se lo prepara ¡solo! para recibir órdenes y actúen conforme a ello.
A igual que el homínido, el “cerebro achicado” hace del garrote una extensión de lo que “es” y por ello a su “ser” le parezca normal -golpear, mutilar, torturar, matar-, se trata del infierno desatado en la tierra y legitimados, pagados y reclutados por el Estado, pero lo peor, es que son –justificados- por ese Estado cuando equis gobierno les ordena a que actúen y pongan ¡orden!, cuyo actuar del “cerebro achicado” sea el ¡reprimir! o instintivo del moderno -homínido-.
La brutalidad se nutre del instinto que impera en los “cerebros achicados”, uniformes que ocultan lo que son -homínidos encubiertos- y sádicos de la picana aggiornadas en las pistolas Taser, haciendo gala de lo que son, una “extensión” del garrote.
Juan Oviedo
SiGesellnoticias