Eslóganes como -patria, pueblo, justicia, república, futuro etc.- son el componente racional que posicionan la idea del “deber”, lo que debes, más allá del partido que seas y por ello, deberás votar según esa lógica que significa tal ¡deber!, pero un deber un tanto “alicaído” si tenemos en cuenta la baja participación de los electores en las presentes elecciones provinciales, por ellos el “militar” que significa ¡ganar la calle!, es el nuevo imperativo del deber -se debe- el del ¡militar!, y que no se trata del castrense.
Tal acción de ganar la calle busca “más” el contacto inter personal y, por lo tanto, busca despertar lo emocional en la gente y desde esa esfera ¡estimular! a que el votante, identifique su “es” con el “es” del candidato y tal identificar redunde en un -voto-
Y momento de volcarnos a esa referencia de lo trágico, ya que uno de los candidatos en ¡especial!, sea provocador de la siguiente tensión en los militantes: actuar bajo el dilema del “deber” o bajo lo que personalmente se “es”, puesto que el “deber” partidario le exija votar a quien ¡no quiera votar!, pero si se -deja llevar- por lo que se “es” representado por sus emociones, entonces, su partido muy posiblemente -no gane- las elecciones. Lo que muestra como nunca la instancia –moral- que presenta tal “dilema”, porque en el fondo se trata de algo moral, actuar conforme a lo que -se pide- que actúes o actuar, conforme a lo que “eres” y así, no ¡traicionarte.
Este –pendular- que atañe al “héroe trágico” no es más que un espejo de la “condición humana” dividida entre -razón y emoción-, pero un “grotesco” de fondo posicione el sutil absurdo de lo paradójico.
Y alude a aquellos que adhieren o pertenecen a ese partido ¡en particular!, porque siempre se identificaron con ser un “sentimiento”, su partido es un ¡sentimiento!, el presente dilema tensione como nunca el colonizar, adoctrinar, adiestrar y “ser” lo que “son”, cuan ciclópea bandera emocional, la presente contradicción posicione -el deber- que ordena “votar” a quien -no se quiera- votar.
Ahora, el actual dilema aparte de señalar esa disyuntiva moral, también, porte un sentido mucho más profundo aún, y vinculado al de la -traición- como destino ineludible, porque traicionaras al partido si -no votas lo que “debes”-, pero si lo votas, entonces, te traicionaras a “ti”, y experimentes la angustia de tal anagnórisis: que lo -que eres-, “no te pertenece
. Juan Oviedo
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