¿Democracia?, si no está al “servicio” de ese todo, será cómplice de la nueva corrupción por hacer gobierno a aquellos más hábiles y astutos para persuadir, convencer al electorado, en un sistema de notables lo electoral esté demás, no sirve y es perjudicial para el sistema por hacer preponderante una -parte- y poner en peligro a ese todo.
En nuestro país, se adopta para su gobierno la forma Representativa porque gobiernan los representantes del pueblo, pero desde lo real las fuerzas económicas y financieras gobiernen a esos representante, Republicana porque existe la división de poderes pero vulnerada esa división en el gobierno de Macri, al influir sobre ellos y Federal porque los Estados Provinciales conservan su autonomía, pero que tampoco es tan así, ya que dependen de una coparticipación y según vínculos con el oficialismo de turno, reciban ciertos avales en infraestructura que otras provincias no reciben.
He aquí, entonces, en como el disloque es una presencia continua en este país generadoras de fracciones, grietas, acomodos y posicionar el –gatopardismo- como la invariante política del cambio que “nada” cambia, he aquí la identidad de la argentinidad, la de ser un Frankenstein (por el monstruo) o el grotesco dislocado pretendiendo otra -condición-.
Perón, Menem, Kirchner, un Alfonsín, De la Rua y entre esos representantes de la -patria y los otros representantes de valores democráticos-, emerja un notable y -oportunista trepador- llamado Macri que vulnero la división de poderes, posiciono a mercenarios del dinero y endeudo al país, he aquí a los responsables de la vigencia de “Frankenstein” en el país, el disloque imperando como gobierno.
Y con este escenario de fondo una “excelencia” irse posicionando: Milei, Frankenstein son las voces del descontento y alienadas que la racionalidad política con sus “fracasos” hubo de posicionar, son los gritos, la angustia, la bronca, es la emoción a flor de piel y que el sistema de la representación le da espacio y socializa, las saca del fuero interno en donde nacen y bullen, y a través del voto las puede plasmar, es el grito libertario, del histrionismo que significa el voto, es la revancha que los visibiliza y los posiciona pronto a la ruptura del sistema y de la “casta”, si, ¡los malditos que por décadas venimos sufriendo! -piensan ellos- los que no cambian, aunque, cambien sus nombres y rostro, la maldita casta.
Y juicio compartido en la tierra brasilera, al respecto la maravillosa descripción de Marcola sobre los desheredados, olvidados, marginados del país vecino y su “mutar”, es fascinante y tremendo “Hay una tercera cosa creciendo allí afuera, cultivada en el barro, educándose en el más absoluto analfabetismo, diplomándose en las cárceles, como un monstruo Alien escondido en los rincones de la ciudad. Ya surgió un nuevo lenguaje.
¿Ustedes no escuchan las grabaciones hechas "con autorización" de la justicia? Es eso. Es otra lengua. Está delante de una especie de post miseria. Eso. La post miseria genera una nueva cultura asesina, ayudada por la tecnología, satélites, celulares, Internet, armas modernas. Es la mierda con chips, con megabytes. Mis comandados son una mutación de la especie social.
Son hongos de un gran error sucio”. El presente relato es parte de una “entrevista” realizada al jefe de la banda carcelaria de San Pablo denominada Primer Comando de la Capital por el diario O Globo de Brasil en su Editorial Segundo Cuaderno.
Esa cosa monstruosa es por el disloque permanente en este país, es ruptura ante los falsos valores de lo republicano y la representación particularmente, al cual el -astuto político- se hubo apropiado, cubierto en una “falsa” racionalidad, y decimos falsa porque lo que los mueve son sus aspiraciones de triunfo, sus deseos tras el poder, en suma, emociones que la racionalidad condena pero que emerge desde ese analfabetismo que las ambiciones y apetitos representan.
Los astutos siempre parapetados ante la otra monstruosidad que el país engendra, las dictaduras, utilicen a sus víctimas como decoro de valentía y probidad, utilizan a los desaparecidos y a la fenomenología de su animalización epocal, torturas, vejaciones, robos, muertes, cobardía extrema como lo fueron los comandantes del ejército en la guerra, y el descaro falaz por decir “recuperar” la democracia, cuando fue la dictadura sin saber ¡que hacer! decidió desembarazarse de la carga pesada del país y tapar su ignorante incompetencia, y desde ese día, el astuto hacerse cargo hasta el día de hoy.
Juan Oviedo
SiGesellnoticias