Después, el citado infatuado habla de la expropiación de “derechos” en contra del trabajador, pero un derecho que -no es- regulado por ley alguna porque eso es lo que permite aplicarla como tal, es mera declaración, la regulación por ley de ese derecho permita que aquel o aquellos que no la cumplen, vayan en contra de la ley y por lo tanto, punible de castigo, esa es la única condición que permite el cabal ejercicio de los derechos., de lo contrario, su sola mención es “pancarta” partidaria a igual que la mencionada dignidad.
Entonces, siguiendo con su editorial. el señalado conductor posiciona al “peronismo” como la línea política que le otorgo -derechos y dignidad- a los trabajadores, es interesante la utilización del tropo retórico de la metonimia apelada, si existe ese trabajador con esas cualidades lo fue gracias al peronismo, pero -no hay- peronismo sin ese tipo de trabajador, el emergentismo de peronismo y ese tipo de trabajador emancipado, posea variables de generación espontánea del siglo XIX, ¡notable!, ahora, el trabajo subliminal por décadas que se viene haciendo, asociar -dignidad, derechos, trabajador y peronismo-, ha dado sus frutos.
Pero ¿qué sucede hoy con esas variables señaladas, y por qué se las enfatizan?, porque hoy gobierna otra línea de gestión con otros intereses, lo que significa que, a los trabajadores, hoy no hay quien los defienda, ni la abstracción de la dignidad según la mirada del infatuado, ni la de los derechos no regulados y ni por peronismo alguno, esa es toda la cuestión.
Pero, ¿qué paso, que ocurrió, como se llegó a esos gobiernos en contra de los trabajadores, del pueblo, de la patria, de la nación, del peronismo y kirchnerismo?, la perfilada decadencia comienza a sospechar que ya -no son- solución de nada, pero la escuela partidaria que sigue los cánones establecidos por santos, gurúes y maestros doctrinarios, no se hacen cargo que de “alguna” forma posicionaron a un Macri, a un Fernández, y a un Milei, lo que mantiene a rajatabla el punto de vista partidario y su pertinente sinécdoque para señalar el recurso literario del “relato” peronista.
Mientras, las pancartas enarboladas presuponen dogmas, emociones, sentimientos, bombos y movilizaciones, ¡qué pérdida de visión y de sentido!, hacer bien lo “inútil”.
Juan Oviedo
SiGesellnoticias