Pero también, otro aspecto sea “hacerse” el ingenuo, como son los medios de comunicación opositores, por hacer de la denuncia un modo de –operar- tras el informar, y hacer “creer” a sus oyentes, que ese decir, ese acusar, pueda lograr algo, así, los medios opositores, sabiendo que nada cambiará, continúen con su tendencia agendada de la crítica y la delación.
Tales medios, “camuflan” su operar parapetados en las noticias, sus permanentes denuncias buscan posicionar de forma –tácita-, que lo “suyo”, es para que las cosas cambien, se transformen, pero sabiendo de antemano que no podrán cambiar nada, porque la palabra versus la “pragmática” de un ejecutivo, no poseerá jamás, el mismo nivel de realidad que ¡sí!, tienen los hechos de gobierno.
Por eso esos medios se ven en la obligación de crear a los “verdaderos” ingenuos, aquellos que los escuchen, los vean, y los -consumen mediáticamente- para poder subsistir en el aire. Y lo señalado, es posible desde una “perversidad” por parte de estos medios, y es -explotar- la ingenuidad que ellos causan y “potencian”, para mantenerse vigentes en la audiencia, porque no hay que “olvidar” que los medios son parte de un negocio interesado y por ello, necesitan de ingenuos para mantenerse, medios “conscientes” que el discurso de la denuncia no puede cambiar nada, que los torna fabuladores, tras credulidad que lo ingenuo facilita, e instalar que sus trasmisiones -lo que hacen-, podrá torcer el rumbo de un gobierno al que se oponen.
Entonces, usted escuchara al relator y su pretender que adjetivar es un -sistema de pensamiento-, a panelistas prestos a ironizar, burlarse, escandalizarse etc. con el trasfondo del partido derrotado a piel, con ese canal “afecto” a lo fenomenológico por preguntar y filmar a gente pobre, desesperada y mayor, a la que -usa- y disfrazar tal uso como “realidad”.
-Sísifo- supo que lo suyo era una “condena”, vivir sin concesión alguna el absurdo, algo que estos medios “saben” explotar, ellos se enmarcaran como ingenuos, cuando -no lo son- y así, crear a la nación de incautos y poder mantenerse como negocio y posicionar como triunfo al ¡último mal! de todas las calamidades: la esperanza.
Juan Oviedo
SiGesellnoticias